Bajo la soberanía del dolor y el placer
nos preguntamos qué debemos hacer.
En el hedonismo
nos esclavizamos.
''Queremos ser brújula y somos veleta''
y acabamos en otro lugar,
que no era al que queríamos llegar.
''Buscamos la felicidad como el borracho su casa''.
Buscamos la felicidad como algo que alcanzar,
y queremos más.
No nos pertenece,
no nos inunda.
Nos ahoga.
La razón y el corazón enfrentados,
el cuerpo inmóvil.
Pierdo el sueño soñando plácidamente
y necesito del dolor para sentirme viva.
Pero si sueño y plazco
más que vivo,
prefiero soñar perdiendo el sueño
que vivir soñando y doliendo.